El equilibrio entre el esfuerzo y los momentos de recuperación

El marco teórico en el que se basan estas consideraciones, el Modelo Esfuerzo-Recuperación, fue desarrollado por el profesor emérito Theo Meijman (Van Veldhoven, 2008). Este modelo considera la recuperación del trabajo como la contrapartida natural del esfuerzo y el estrés laborales diarios. Describe que los daños a la salud pueden prevenirse aproximadamente de dos maneras: en primer lugar, mediante una recuperación suficiente durante las horas de trabajo y, en segundo lugar, mediante una recuperación suficiente fuera de las horas de trabajo.

Por lo tanto, un tiempo de recuperación suficiente durante el trabajo evita que la fatiga y el estrés se acumulen demasiado. Un breve descanso contribuye a un equilibrio saludable esfuerzo-recuperación del empleado y mejora el bienestar mental y físico, lo que también beneficia el rendimiento y la motivación en el trabajo. Por lo tanto, es importante para la salud de los trabajadores y la calidad del trabajo que tengan suficientes oportunidades durante la jornada laboral para tomarse regularmente un descanso y recuperarse de su trabajo. Cuanto más intenso y exigente sea el trabajo, mayor será la necesidad de una buena recuperación. El entorno de trabajo puede apoyar la recuperación de los empleados dándoles la oportunidad de ocuparse de su propia recuperación (psicofisiológica) en momentos determinados.

La consecuencia de la fatiga mental durante el trabajo es que funcionamos peor. La atención decae y la mente divaga con más facilidad. Si el trabajo lo permite,
los empleados ajusten sus actividades en consecuencia. Se toman un descanso o hacen otra cosa. Lo característico de esta fatiga es la reversibilidad a corto plazo: disminuye tomando un descanso o realizando una actividad que requiera el funcionamiento mental de otra persona. Si no es posible tomarse un descanso, el trabajo sólo puede continuar si el empleado ignora la resistencia psicológica y realiza un esfuerzo adicional. En un sentido cognitivo-energético, el empleado tiene que hacer un esfuerzo adicional. Esto se conoce como "esfuerzo compensatorio" En un sentido fisiológico, este esfuerzo extra va acompañado de un aumento de las reacciones de estrés, lo que conduce a un aumento de la atención en el cerebro. Al mismo tiempo, esto va acompañado de una disminución de la motivación y de cambios emocionales como la irritación. Cuando hay muy pocos momentos de relajación durante la jornada laboral, los empleados pueden notarlo por la tarde y por la noche. Se preocupan más, son menos capaces de distanciarse del trabajo y duermen menos. Empiezan la siguiente jornada laboral más cansados (Gaillard, 2003), (Sluter et al., 2003).